dijous, 27 d’agost del 2015

Charles Burns


Charles Burns: salir del agujero

Uno de los mitos vivos del cómic acaba de cerrar su “trilogía Nitnit” con Cráneo de azúcar. Este año, el autor de Agujero negro cumplirá los 60, y no sabe cómo dará forma a sus obsesiones en el futuro

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El mito del cómic Charles Burns dibujado por la mano del propio autor. 
Puede que sea casualidad, pero resulta extrañamente pertinente que Charles Burns nos informe del “día deprimente” que hace en Filadelfia. No en vano estamos hablando con el creador de un universo desasosegante que transita entre la realidad y la pesadilla, un mundo propio que le ha convertido en uno de los pocos autores de cómic cuya influencia va mucho más allá de la página impresa. Uno de los grandes, pero también alguien que nos enseña su trabajo con cuentagotas. El año pasado Burns publicó Craneo de azúcar, tercera parte de una trilogía que comenzó en 2010 y que se ha editado recientemente en castellano. Le ha llevado cuatro años, pero al menos ha bajado de los diez que tardó en dar forma a Agujero negro, la obra que le consagró definitivamente. Por eso no tiene que pensar mucho cuando se le pregunta cómo se sintió al dar por finalizado su último proyecto: “¡Alivio! Sí, trabajo de forma bastante lenta, es verdad”, asume con paciencia. “Siempre tengo un poco de ansiedad en lo que hago, un miedo de no poder acabarlo o de que los elementos no encajen bien”.
Portada de 'Cráneo de azúcar', la última novela gráfica (hasta ahora) de Charles Burns.
En este caso, los elementos encajaron mejor que bien. La llamada “trilogía Nitnit”, que comenzó con Éxtasis y La colmena, es una de sus cumbres, una historia que transcurre en distintos planos de realidad y que aúna dos de las influencias fundamentales de su carrera: Tintín y William Burroughs. Su fascinación por el personaje de Hergé viene de la infancia. “A principios de los 60, una editorial americana publicó seis libros de suyos, pero no obtuvieron demasiado éxito”, recuerda. “Mi padre me compró los cuatro primeros. Me provocaron un impacto enorme, veía mucho misterio en ellos. Podía reconocer que se trataba de una serie, había pistas que lo indicaban, pero yo no podía leer esos otros libros. Y como ni siquiera sabía leer, me pasé mucho tiempo viendo esas ilustraciones y pensando sobre ellas. Había algo en el color, en la claridad de las líneas y en los personajes que me causó una gran impresión”.
Esa influencia primigenia siempre ha estado presente en sus dibujos, pero esta vez lo lleva un poco más allá con Nitnit, el alter ego del protagonista de la trilogía, Doug, un estudiante de arte que hace performances basadas en la técnica cut up de Burroughs. “Siempre le tendré asociado a la época en la que lo leí”, dice sobre el autor de El almuerzo desnudo, “un momento específico de mi vida en el que me estaba metiendo en el punk, durante el instituto, y me atraía mucho su visión oscura sobre el mundo y América en particular”. Esa etapa de cambios drásticos, la adolescencia, es una constante en su obra. “Quizás es porque soy emocionalmente inmaduro, no sé”, dice entre risas. “Es verdad que siempre vuelvo a esa época. Supongo que sigo intentando comprenderla”. No hay que indagar demasiado para saber que muchos de sus personajes son un reflejo de sus vivencias como teenager. “Leyendo mis libros te puedes hacer una idea. Estaba un poco aislado. Me mudé muchas veces, mis padres se cambiaron de ciudad a menudo. Fue una etapa difícil. En esa época ya tenía ese impulso de ser artista, y el arte es una actividad solitaria. Pasé gran parte de ese tiempo solo, encerrado en mi mundo”.
Una de las inquietantes páginas de 'Agujero negro', obra maestra en viñetas de Charles Burns.
Ese mundo se reflejó de manera especialmente fascinante y aterradora en Agujero negro, del que desde hace años se especula con una adaptación cinematográfica, con directores como Alexandre Aja o David Fincher como principales interesados. “Sí, me gustaría ver una buena versión en el cine”, cuenta Burns, pero cita otro nombre como candidato ideal para esa tarea. “Es una respuesta muy obvia, pero David Lynch es un director que admiro. De todas formas, lo que le hace interesante es que tiene su propio mundo, sus propias obsesiones. Se puso en contacto conmigo después de que publicase Agujero Negro y me propuso ilustrar un cómic que había escrito. Lo rechacé porque la razón por la que hago cómics es que tengo control completo de todo, puedo crear mi propio mundo. No podía hacerlo”.
Y, después de dos obras que le han llevado un total de 14 años, ¿cuál será su siguiente paso? “Estoy intentando averiguarlo, tengo cuadernos y cuadernos llenos de bocetos”, explica Burns. “Mi plan ahora mismo es encontrar una buena historia. Este año cumplo 60, así que voy a tener que pensar en qué quiero emplear mi tiempo, con qué me quiero comprometer. Agujero negro me llevó diez años, una buena parte de mi vida, y no sé cuánto tiempo me queda en este planeta. Suena dramático y macabro, pero es así”